lunes, 22 de junio de 2009

Tokyo (Ryogoku) y llegada de "el otro"

El lunes por la mañana (estoy actualizando el blog el viernes 26 por la tarde), no salí tan temprano del Ryokan como los otros días. Aunque quería hacer muchas cosas, dejé la mayoría de ellas para mi vuelta a Tokyo y fui solamente a ver el barrio de Ryogoku que es famoso por los luchadores de sumo que viven en él.

Cogí el JR hasta Akihabara donde hice transbordo hasta Ryogoku. Al lado de la estación está el estadio nacional de Sumo (Ryogoku Kokugikan) y aunque mi intención era visitarla, los vigilantes del estadio cruzaban los brazos delante suyo (que en Japón quiere decir no).


Esto ya lo sabía, lo que quería es que me diesen un plano para visitar las “beyas” (escuelas de sumo) … pero el vigilante no lo entendía. Hay que decirlo como lo diría Julio Iglesias: “Beeehhhyyyaaaa”, pero no muy fuerte. Así sí que te entienden ;)

Con el plano en la mano, empecé el tour. Lo chungo era encontrar los carteles, ya que los letreros venían en kanji (escritura japonesa) y era imposible identificarlos con los nombres del mapa. Preguntando (sí Sandra, preguntando) aquí y allá fui encontrando las escuelas. Algunas estaban cerradas y en otras me ponían mala cara cuando me veían por la puerta. Mientras daba tumbos por el barrio, encontré este aparcamiento de coches tan curioso.


Cuando ya pensaba que la excursión había sido en balde, encontré a tres luchadores de sumo en la puerta de su beya y empecé a hablar con ellos. De qué? El que es friki sabe de sumo y de lo que haga falta ;) Hablamos de las categorías (al mejor de ellos le faltaban tres categorías para yokozuna), de su comida (comen un guiso que se llama chanko – una especie de rancho), de los basho (son los torneos en los que compiten, el próximo es en Nagoya), de los horarios de entrenamiento, … Míralos que majos y que tirillas se me ve a su lado.


De vuelta a la estación de tren, encontré este jardín japonés tan bonito.


No venía en la Lonely Planet y yo tampoco recuerdo como se llama, pero está al norte del estadio de sumo. Una vez en la estación de Ryogoku, vuelta a Ueno con la JR. Menos mal que ya sabía mi camino, porque si me tengo que orientar por el cartel …


En esta estación ví una cosa curiosa, una marca en el suelo rosa que asocié a vagones para mujeres (existen en Japón). Yo por si acaso .. me metí en uno de estos, pero la distribución hombres-mujeres era la misma que la de un vagón convencional.

Al final, excursión al aeropuerto para ir a buscar a “el otro” que llegó sin mucho jet-lag. Desde Narita, directos a Kyoto con el Shinkansen.

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